CLÁSICO OPACO PERO EMOTIVO
Por: Eddie Fleischman
El primer clásico del año tenía, más allá de que estamos al inicio de la temporada, un valor muy importante tanto para Alianza Lima cuadro local, como para Universitario. Para los íntimos era la ocasión de reencontrar el camino de los triunfos tan esquivo últimamente y que le permita recuperar el ánimo perdido en esta racha reciente de malos resultados en la Liga 1 y peor aún en la Copa Libertadores. Para la U impulsar sus ambiciones de título y romper con la paternidad reciente que sostenía su rival.
El partido técnicamente fue discreto, con dos equipos que corren más de lo que juegan, a los que les falta fantasía, que no tienen cambios de ritmo, que son bastante previsibles en su ataque y defienden mal. Cuesta y duele decirlo tratándose de los equipos con más arraigo en el país, pero es la verdad cruda, pura y dura. Evidentemente un partido que termina 2-3 tiene emociones y esta no fue la excepción, pero de calidad hubo muy poco.
Alianza tomó la iniciativa e hizo muy difícil a los cremas afirmarse en el campo, pero como es habitual, no tuvo contundencia. La U reaccionó recién después del minuto 20 a partir de mejorar la salida de la pelota y encontrar espacios en el contrataque. La ventaja llegó desde un balón detenido pero antes de que se produzca, el árbitro Diego Haro influyó directamente en desviar el curso del partido al no pitar penal una acción en la que se produjeron dos manos dentro del área merengue, una de Jerson Vázquez y la otra de Denis, en la misma jugada. Otra evidencia de la imperiosa necesidad que tenemos de que se implemente el VAR. Con la ventaja, la U no fue tan eficaz en generar contrataques pero en uno de ellos, viciado por posición adelantada de Hohberg, llegó el 0-2 de Lavandeira y allí el partido pareció liquidado. Los de Russo, no obstante reaccionaron y encontraron el descuento luego de un penal bien sancionado. Parecía más cerca la igualdad pero una vez más, la pasividad alarmante y reiterada del bloque defensivo íntimo, le permitió a Quina aumentar con un impecable cabezazo libre de marca a la salida de un córner. Sí, hay que repetirlo como se repite en los partidos de este Alianza: rival que cabecea libre de marca a la salida de un córner. Un problema endémico que el técnico Russo no logra resolver en 4 meses de trabajo. Los locales insistieron en ir a buscar y encontraron premio tras una falta más de rugby que de fútbol, cometida por el central Schuler y que permitió el 2-3 final.
Para la U un éxito que sirve para ponerle fin a una prolongada sequía de triunfos en clásicos y para acercarse al líder; para Alianza, un nuevo mazazo anímico para un equipo que debe estar en su peor racha histórica: 8 partidos consecutivos sin ganar.
Finalmente queda, en este poco habitual lunes de clásico, un juego lamentablemente opaco, un triunfo meritorio para los cremas por hacer bien su tarea, un nuevo castigo a la fragilidad defensiva de Alianza y un arbitraje que resultó decisivo en el resultado final.