SE ACHICAN LOS «GRANDES»
Por: Eddie Fleischman
Se jugó la fecha 14 del Torneo Apertura que trajo algunos resultados sorprendentes. El primero, la derrota como local del puntero Binacional ante el Sport Huancayo que suponía la gran oportunidad para Sporting Cristal, de acortar la diferencia de 5 puntos con que se mantiene escoltando al puntero. Los rimenses debían visitar Trujillo para enfrentar al Manucci y eran favoritos; sin embargo terminaron cayendo en la desesperación de no encontrar la ventaja, llegaron las expulsiones, cedieron espacios en el fondo y el cuadro local aprovechó la falta de reacción de Madrid primero y la lentitud de Revoredo después, para estructurar sobre el final un 2-0 concluyente.
Hoy fue el turno de los «compadres». Alianza jugando mal, perdió en Huánuco ante Alianza Universidad y no termina de salir de la crisis de resultados iniciada todavía con Russo como técnico. Finalmente a Universitario le cayó una nueva y contundente derrota en su estadio ante Municipal por un 2-4 que bien pudo ser 2-6. Es la tercera derrota consecutiva que sufre el equipo de Córdova y una nueva demostración de lo desequilibrado de un equipo que ataca masivamente, pero no vuelve cuando tiene que defender y queda permanentemente expuesto.
El denominador común a los tres equipos llamados grandes -algo que ponemos en serio cuestionamiento- es que vienen jugando como chicos y el 90% de los hinchas del país lo sufren.
Yendo un poco más a la raíz de los problemas, encontramos que no es casual lo que les sucede. Universitario mantiene el mismo comando técnico que lo salvó del descenso en el 2018 y prácticamente la misma plantilla del segundo semestre de aquel año, pero sigue envuelto en problemas institucionales que le quitan estabilidad, no le permiten una atmósfera serena de trabajo al equipo y éste sigue sumido en una descompensación táctica cada vez más evidente. Alianza Lima, subcampeón tras el título del 2017, tenía la intención de continuar con Bengoechea al cierre de la temporada anterior; pero el uruguayo optó por salir y los íntimos eligieron a Russo más por cartel que por idoneidad y pagaron caro. Tanto así que hoy el argentino no está más y con el interinato de Reyes no levantan. El caso de Cristal es quizás el más preocupante. A diferencia de cremas e íntimos, los celestes no están en un proceso concursal ni tienen las deudas enormes de los antes mencionados. Clasificaron a la Copa Libertadores a mediados del 2018 y tuvieron seis largos meses de comodidad para planificar la presente temporada. Contrataron al técnico colombiano Alexis Mendoza cesado pocas semanas después y llegó sobre la marcha Claudio Vivas cuya tarea es cuestionada a partir de que no logra todavía un funcionamiento consistente para su escuadra.
En el Perú se les suele llamar «equipos grandes» y es inevitable que nos preguntemos en base a qué. Una cosa es tener larga historia, títulos domésticos y arraigo popular y otra muy distinta y distante, es ser una institución grande.
Por mucho que duela, son clubes de fútbol librados a la improvisación, con ambiciones muy acotadas y competitividad limitada. Y el juego lo está expresando. Los «equipos grandes» se están conduciendo como «equipos chicos». Si no es así, dejamos la pelota picando y la pregunta flotando: con todo respeto señores, ¿la grandeza dónde está?