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LA ARGENTINA QUE RECIBE A PERÚ

(OPINIÓN EDDIE F.)

Arribamos a Buenos Aires y tras un par de conversaciones con taxistas, meseros o botones de hotel, queda claro que hay un gran disgusto entre los argentinos con su selección nacional. No quita esto, es evidente, que desean fervorosamente revertir el mal momento; pero no faltan voces que dicen: «ojalá Perú les gane a esos soberbios. Uds lo merecen. Preferimos el éxito de Gareca». Frases que, tras tantas jornadas acompañando a Perú, uno no escuchaba en un país tan pasional con su equipo.

A este ambiente escéptico debe sumarse el estilo de trabajo de Sampaoli con la prensa. Escueto en declaraciones, limitado en la opción de dejar ver las prácticas y misterioso en una situación poco común para una selección históricamente tan poderosa: no saben la formación ni el dibujo táctico que podría presentar. Y eso aquí es casi un sacrilegio.

En los diarios reclaman estrategias de acercamiento de la selección con la gente, campañas y algo más de apertura para lograr mayor empatía en una hinchada siempre entregada de forma incondicional. No gusta entre la prensa y los hinchas el mensaje del cambio de escenario y llevar el duelo ante Perú a la Bombonera. No gusta que haya entradas gratuitas y no pocas para reventa, destinadas a «la doce», fiel, apasionada y en ocasiones, violenta hinchada de Boca. Los de River en cambio, andan disgustados: sacaron a la albiceleste de su estadio para llevarla al del rival eterno.

Mientras tanto Sampaoli busca la fórmula que le dé más opciones de victoria y un mejor funcionamiento. Usualmente en sus equipos el ex entrenador del Sevilla utiliza tres defensores. Puebla la mitad de la cancha y trabaja mucho por bandas con gran vértigo de laterales-volantes. Ahora este panorama no parece tan claro. Se baraja la posibilidad de que forme con cuatro en el fondo. Esa opción se mostraría más o menos así: Romero en el arco, Mercado y Acuña en los laterales, con Otamendi y Fazio o Mascherano como centrales. Ubicaría a Biglia como ancla delante de los centrales, con Salvio y Banega o Gago como interiores; Messi y Di María por los extremos – ambos zurdos, Messi para diagonales, Di María para desbordes – y un centro delantero que no saldrá de Icardi o Benedetto. Este último con algo más de opción.

No se descarta sin embargo, que Sampaoli pueda mantener los tres del fondo con Otamendi, Mercado y Fazio o Mascherano. Cuatro medios formando un rombo, con Biglia como primer vértice, Enzo Perez y Banega como interiores con funciones mixtas y Messi suelto por detrás de tres atacantes: Salvio y Di María en los extremos e Icardi o Benedetto de punta.
Tiene riqueza individual Argentina y eso no se puede soslayar. Un plantel así siempre ofrece posibilidades múltiples de solución. Su flaqueza está por el lado del funcionamiento. Con tres entrenadores en la misma eliminatoria y todos distintos en su perfil, es difícil consolidar la colectividad del juego.

Finalmente, como verán, hay una sola certeza: en Argentina todavía no hay certezas.
Aún así, va de local y tiene al mejor jugador del mundo de su lado. Pequeño gran detalle que sigue permitiéndole ser favorita en el duelo del jueves.

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