EMPATE APROBATORIO
Por: Eddie Fleischman
Alianza Lima hizo su debut en la Copa Libertadores ante el que resulta quizás el rival más difícil para un debut: el campeón vigente.
Y si bien no fue un arranque con triunfo, puede considerarse que Alianza aprobó el examen y va por el camino correcto.
El cuadro que dirige Miguel Angel Russo venía de una convincente actuación ante la Universidad César Vallejo el fin de semana pasado. En aquel partido el cuadro íntimo no solo le recuperó rápido la pelota al rival, sino que además, se relacionó mucho mejor con ella y se le vio una propuesta más convincente que las que tuvo con Bengoechea como conductor. Tuvo estructuras por los costados, criterios para la salida de los laterales y en general variantes importantes de ataque con buena elaboración. Se dijo entonces, antes del partido ante River Plate, que Alianza tenía que afianzar esos conceptos ante una exigencia mayor. Y no lo hizo mal, pero evidentemente se encontró con un equipo que mantiene la base del que salió campeón ante Boca en el Bernabéu, con sus automatismos y su muy importante intensidad para presionar, defender y atacar. Y claro, el esfuerzo y desgaste físico los sintió el cuadro blanquiazul. No por falta de preparación, pero si por el hecho de que en la liga peruana no existe cotidianidad para afrontar duelos de alta tensión como éste. No hay hábito de alta competencia.
Alianza trabajo bien en el primer tiempo corriendo mucho, soportando unos primeros 15 minutos de asedio pero soltándose un poco más con el correr de los minutos hasta plantar cara de igual a igual. Destacó en el cuadro íntimo el muy buen trabajo de Cartagena como medio central bien secundado por Tomás Costa, hizo buen trabajo, José Manzaneda por la banda izquierda mostrando recursos, habilidad, atrevimiento y además marcando el gol tras un error defensivo de la visita. El cuatro local supo sostener la ventaja hasta el descanso y casi hasta el final del partido merced a la buena tarea defensiva de Cuba por la derecha y la pareja Godoy-Riojas que creció mucho cuando fue más exigida y con Gallese en el nivel que ha mostrado en selección. River visitó campo contrario masivamente, se acercó en muchas ocasiones pero no generó situaciones muy claras de gol hasta la acción del penal bien sancionado por la mano cometida por Cuba dentro del área. Cuando Gallese atajó de forma brillante el penal, quedó instalado en el ambiente una sensación de que los 3 puntos se quedaban en casa. Es cierto que Alianza en esa segunda mitad no logró inquietar una sola vez con algún contrataque profundo, pero restaban 15 minutos y el elenco íntimo parecía suficientemente firme para sostener la ventaja. Ya habían dejado la cancha Quinteros y Pratto, pero permanecía la casta del campeón. Y en la última del partido, con la genialidad del ingresado Ferreira en el tiro libre a los 95′, quedó sellada una igualdad que se nos antoja justa.
Queda sí, el sabor amargo de haber tenido tan cerca la posibilidad de una victoria que habría sido valiosísima, pero al margen de la suma de puntos, resultará tanto o más valioso que Russo y Alianza hayan encontrado el camino hacia una mayor competitividad y sigan transitándolo con el correr de los partidos. Los íntimos compitieron bien pero necesitan crecer mucho más todavía.